
La segunda estancia fue distinta. Ya no era el joven de once años de antes.
En esta etapa pintó varias obras del paisaje de aquella zona, como el titulado “La fábrica de Horta” ( imaginaria, como las palmeras que la adornan). Tanto estos como “Casas en la colina” y “El pantano”, en estilo cubista. También realizó numerosas “cabezas” de su amante, Fernande.
A pesar de los pequeños contratiempos, Picasso volvió feliz de Orta y muy satisfecho del trabajo realizado, pues significaba la superación de las etapas “azul” y “rosa” y el comienzo del cubismo.
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